Resucitando el alma del perro

El mundo ha cambiado…

 

La sociedad humana ha pegado un giro bastante notable en tan sólo dos generaciones. Las ciudades crecen más y más. Los pueblos desaparecen poco a poco aguantando únicamente un puñado de ellos. La montaña se abandona quedando únicamente para tiempos vacacionales. La tecnología llega a todas partes. Las personas se abarrotan en las calles de las grandes ciudades del país sin cruzar palabra unos con otros. El teléfono móvil adquiere un fortísimo papel para saciar nuestra necesidad social. Internet nos conecta a la sociedad virtual pero nos desconecta de nuestro verdadero yo y de sus verdaderas necesidades. Beneficio efímero el placebo social tecnológico.

 

Cien, puede que doscientos e incluso quinientos o mil años no resultan nada evolutivamente hablando. No existe cambio alguno en nuestras necesidades. Por otro lado hay un evidente cambio en la forma de saciar nuestras necesidades. Demasiado cambio en dicho modo de actuar para un perdido Homo Sapiens, más aún para un Canis Lupus Familiaris.

 

La facilidad de adaptación es una virtud que compartimos con la especie más afín a nosotros del planeta tierra. No por ello es justo que se la impongamos. Tampoco es justo para con nosotros el auto-imponernos el difícil modo de vida contemporáneo, pero al menos nosotros tenemos la opción de elegir nuestro modo de vida libremente, la especie canina carece de dicha libertad.  

 

Hace algunos años la vida de nuestros compañeros de vida era bastante diferente en muchísimos aspectos, la nuestra también. Tenían una función, un trabajo. Ya fuere reagrupar un rebaño, guardar un granero, acompañar a su dueño por los largos paseos de un poblado a otro… Las correas casi no existían, los cercados tampoco. La selección que se hacía era en función a la forma que tenía el perro de trabajar o se tenía en cuenta la facilidad de comprensión que el perro tenía de las funciones que el dueño le pedía.  Trabajo, inteligencia y afinidad eran las premisas que se adoptaban para seleccionar a perros para la cría. Actualmente la belleza es la principal premisa haciendo de la cría del perro un negocio de moda. Dan lo mismo los problemas de comportamiento que tengan los perros o los problemas morfológicos que posean, si es guapo para el kennel club, les valen para la cría. Hemos pasado de buscar afinidad a buscar un complemento de moda. Por otro lado y fuera del contexto que atañe a este artículo he de decir que cientos de perros aguardan en jaulas de albergues caninos. En dichos albergues podemos buscar lo que antes se buscaba, la afinidad a nosotros como personas y a nuestras formas de ver la vida. Esto es algo que nunca podremos hacer al comprar un cachorro. NO COMPRES,¡ADOPTA!

 

Tendemos a confundirnos viendo el “darle un trabajo al perro” como una imposición negativa. Muchas veces viene asociado a nuestra forma de ver el trabajo como una obligación impuesta más que como la necesidad que realmente tenemos de hacer algo productivo para la sociedad. Creemos que lo más positivo es “liberar” al perro de esa carga y tratarle como un cachorro de por vida sin dejarle madurar ni darle utilidad de trabajo alguna. Esta forma de pensar llega a crear problemas de conducta en nuestros amigos por privarle de algo que ellos consideran necesario. Negarles el sentimiento de satisfacción por la resolución de problemas, la cumplimentación de juegos de inteligencia, o el simple sentimiento que experimentan al encajar en una sociedad, a sus ojos, comprensiblemente organizada.

 

No es ningún secreto el que el perro pertenece al grupo de animales cazadores sociales, cooperativos. Vamos a pararnos a analizar cada subgrupo.

 

                -Cazador Social:

El perro necesita a su grupo, a su sociedad, para poder mantenerse con vida. No sabe cazar correctamente de forma autónoma como lo haría un gato o una pantera. Es por ello que el gato desarrolla conductas mucho más autónomas que el perro, este necesita de su sociedad para vivir y no quiere desagradar al grupo, es más, quiere unirlo más y crear fuertes lazos para colaborar en las tareas de supervivencia. Esto es extremadamente importante para comprender el motivo por el cual a un perro se le puede corregir con desaprobación social resultando de lo más efectivo (simplemente sin prestarle atención) mientras que con un gato (más inteligente que el perro) no resultaría efectivo hacerlo de esta forma.

 

El término cazador lleva implícita la necesidad de caza. Con ello nacen los "juegos de caza". Me gusta siempre destacar que los juegos que llevamos a cabo con nuestros perros no los hemos inventado nosotros, lo han inventado ellos. Básicamente los juegos se pueden desglosar en dos tipos:

 

                               -Juego de caza:

                                               Es dónde el perro persigue y captura una presa, ya sea una pelota, un palo, otro perro o nosotros mismos. El galgo, maestro cazador, juega muchísimo a este juego. Como maestro que es, él actúa de profesor haciendo que el resto de perros le intente cazar puesto que él ya sabe cazar de sobra. Es un líder en ese campo.

                               -El juego de la lucha:

                                               Este juego es importantísimo para inhibir comportamientos agresivos futuros. Es donde se regula la fuerza de la mordida, se aprende a reconocer los límites y se adquiere mucho del lenguaje social canino. El que dos perros jueguen a pelearse (evidentemente sin ser en serio) resulta de lo más positivo para afianzar lazos y comportamientos sociales. Los perros que en su fase de socialización no juegan a esto pueden presentar problemas de comportamiento en el futuro por “no entender las señales del juego” y tomárselas como faltas de respeto creando así peleas innecesarias sin motivo social alguno.

 

 

                -Cooperativo:

El perro coopera para conseguir sus objetivos de caza. Es por esta característica por la que en peleas en un parque entre dos perros acaban incorporándose más y más de estos para atacar, curiosamente, al perdedor o al más débil de los dos perros enfrentados. Esto es debido a que, en una pelea seria, consideran que el débil ha de ser descartado favoreciendo a la fuerza global del grupo. Se les activa lo que se llama “actividad cinegética” que hace que se unan para cooperar en una caza abatiendo al débil inter o extraespecífica.

 

Esta característica es una virtud que hace al perro cooperador de las personas de forma natural. Unas de las primeras acciones cooperativas que hicimos juntos fue, sin duda, la caza y el pastoreo. El perro que pastorea realmente lo que hace es unir al rebaño como lo haría en plena naturaleza antes de abatir al miembro más débil pero sin llegar a hacerlo nunca por prohibición del pastor.

 

 

 

 

Hemos visto algunas de las necesidades de nuestros amigos, los perros. Sus necesidades no han cambiado. Somos nosotros los que lo hemos hecho. Hemos pasado de trabajar el campo a sentarnos en mesas de despacho para “organizar el mundo” en nuestras mega-ciudades. Hemos creado una compleja sociedad que no nos disgusta del todo por tener una serie de placebos que nos hacen conformarnos.

 

Un enorme placebo social que adaptamos a nuestra vida son los deportes. Los deportes que más nos llaman la atención estadísticamente son los de caza cooperativa como el fútbol, el baloncesto, el rugby… (Curioso) juegos de equipo que nos hacen sentir emociones de grupo gracias a nuestras neuronas espejo y nos otorgan una fuerte dosis de liberación de adrenalina y de estrés a parte de afianzar el vínculo social con aquellas personas del mismo equipo que nosotros. Conozcamos o no a estas personas, se convierten en amigos momentáneos. Otro ejemplo sería el jugar a videojuegos que nos transportan a un estado más primitivo, videojuegos en el que nos ponemos en la piel de algún aventurero. Nadie juega a organizar el papeleo en videojuegos, juega a algo que necesita consciente o inconscientemente. Gracias a estas cosas somos más felices día a día. Nos funcionan. No por ello hemos de confundirnos en creer que el perro es feliz con nuestros “placebos sociales”, necesita los suyos y no puede crearlos él solo ni podemos pensar que sus amigos caninos del parque se lo darán por nosotros y acabará saciado, no. Vive con nosotros, somos sus compañeros, hemos de ser nosotros también quienes seamos parte activa de su vida y sus “placebos”.

 

Vistas estas necesidades, otro punto a destacar es la forma en la que le damos el trabajo al perro. Trabajo no es coger un legón y hacer una zanja kilométrica. En su mundo, trabajo es correr tras una pelota a la orden de su dueño, perseguir a su compañero de vida y luchar en el suelo de forma placentera, rastrear haciendo caso a su líder para conseguir un objetivo… ¡Está muy bien ese trabajo!

 

Nuestra obligación como dueños responsables de perros es la de saciar a este de todas sus necesidades para crear un sentimiento de paz y aceptación ambiental en su vida. Hemos de resucitar el alma del perro. Es por ello por lo que hago siempre muchísimo hincapié en jugar con nuestro perro de una forma cooperativa. Darle un trabajo comprensible con un objetivo que desee y transformar ese trabajo en un momento social cooperativo. Hacerle feliz por el sentimiento de alcanzar esas metas comunes.

 

Hacer tareas comunes con el perro, darle un trabajo, ser comprensibles a sus ojos, hablar el lenguaje de los perros… todo ello irá haciendo que el alma del perro resucite más y más y con ello el vínculo que nos une a la especie canina. Recordemos que los inteligentes somos nosotros y nuestra es la responsabilidad de saciar a nuestros perros. Aún dando todo el esfuerzo en hacer feliz a nuestros perros… lo que ellos nos van a devolver es infinitamente más grande. Les damos un paseo por la montaña y nos devuelven mucho más, nos dan una fuerte terapia antiestrés, nos dan risas, nos dan comunicación, nos dan infinito cariño social… nos dan su vida. Hagamos lo que hagamos siempre estarán por encima. Él nos conecta de nuevo a ese verdadero yo que necesitamos sin saberlo. Es por esto que desde que vi esta frase, me enamoré de ella.

 

“Él es tu amigo, tu compañero, tu defensor, tu perro. Tú eres su vida, su amor, su líder. El será tuyo, fiel y verdadero, hasta el último latido de su corazón. Nos debemos a él para ser dignos de tal devoción”

 

 

 

Prohibido llevarse los móviles al paseo con nuestro perro. Mejor una pelota, un frisbee, o… un palo!!!!

 

 

 

 

Pascual Verdú (Adiestrador inscrito en el Registro Oficial de Adiestradores Caninos Capacitados de la Comunidad Valenciana CV-ACC70) 

 

Tera-Can (Pascual Educación Canina en Alicante). Conoce más sobre el maravilloso mundo canino. Resuelve problemas de conducta y malos hábitos de tu perro simplemente usando sana y natural comunicación canina. Educación Canina y Adiestramiento Canino Alicante. 

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