¿Por qué NUNCA debemos pegar al perro?

Este artículo me produce mucha lástima escribirlo. Pensando en este tema en concreto me doy cuenta de que para hacerlo lo más objetivamente posible, he de asumir la realidad de que un elevado número de personas han pegado alguna vez a sus compañeros. Sea cual fuere el motivo, sea como sea la intensidad de esas correcciones, sea calificado con el nombre incorrecto de “pegar” o el políticamente más correcto y usado habitualmente de “dar un cachetito”... todos ellos cometen un gravísimo error al actuar de esa manera. A continuación explicaré el porqué de esto.

 

El método que uso es, evidentemente,  el que considero más efectivo. Este es el del respeto a la especie canina por encima de todo. Nosotros los humanos hemos de imitar la conducta social canina y aplicarla de forma que nos beneficie en la educación de nuestros perros.

 

Lo primero que se ha de tener en cuenta es el hecho de que entre ellos no actúan de esta forma, no pegan puesto que no tienen manos, puños, pies, rodillas... ellos no golpean para castigar acciones. Lo que ellos hacen es aprender un complejísimo lenguaje que resulta de lo más efectivo. Si nos fijamos en dos perros que compiten, por ejemplo, por una pelota de tenis, veremos una serie de señales por ambas partes que busca como final la resolución sin agresividad de dicha competición. Dos perros correctamente socializados, por muy “teatrero” que parezca el lenguaje de gruñidos, muestra de dientes, etc. nunca llegarán a una agresión real. Realizarán señales de calma y de intención de posesión que resultará con un ganador y un perdedor.

Visto esto debemos destacar que el lenguaje del ganador tiene como fin calmar la intención de posesión del perdedor a base de proyectar sobre éste una imagen de control sobre el entorno. A su vez, el lenguaje del perdedor tiene como fin calmar la energía amenazante del ganador mostrándole a éste señales de calma ante su “muestra de poder”. Su nexo es la calma, tanto si ganan como si pierden, el conflicto siempre culmina con calma sobre ambas partes.

 

Estamos acostumbrados a ver por la calle a muchos perros que yo catalogo como “falsos dominantes”. Los parques están plagados de perros que usan la tiranía para aplicar control sobre otros perros más débiles que él. Estos perros han llegado a ser así por el hombre. Una vida poco satisfactoria, una carencia de estructura social comprensible, un exceso de energía, la humanización por parte de los propietarios, una falta de socialización o socialización incompleta... son muchos los motivos que pueden llegar a hacer que estos perros actúen así. Lo cierto y verdad del caso es que no deberíamos de tomarlos como precedentes para juzgar a otros, son perros que necesitarían de una terapia para normalizar su comportamiento social.

 

Un perro socializado que “domina” a otro siempre va a buscar que se calme sin agredirle. Bien sea porque el perro a “dominar” está haciendo algo inapropiado, está demasiado nervioso, ha roto alguna norma establecida o cualquier otra razón, siempre buscará la calma.

 

“Los perros se calman entre sí para obtener resultados”

 


 

Nosotros, los humanos, cuando agredimos físicamente a un perro, sea como fuere la intensidad o el eufemismo con el que camuflemos la acción de un maltrato (digo maltrato puesto que es un MAL TRATO hacia la especie canina), la realidad de esto es que NUNCA se está calmado cuando se agrede. No se busca la calma como fin y, si se buscase, sería del todo utópica. Lo que realmente se hace es crear en el perro un estado de represión ante la autoridad del humano, una represión nerviosa que culmina con un temor más que coherente al dueño por apreciar en éste una manifiesta inestabilidad emocional. Los humanos somos la única especie en el planeta que pretende calmar con represión, nerviosismo, frustración o descontrol.

 

Veamos un ejemplo de esto:

 

Un perro que lanza una dentellada a la mano de su dueño cuando éste va a coger su plato de comida.

 

                -El dueño golpea a su perro causándole dolor y le arrebata el plato de comida

 

(Lógica del dueño) Ahora sabe quién manda en la casa. Ya no volverá a hacerlo más.

 

Desgraciadamente es posible que así sea, marchándose con el rabo entre las piernas cuando el dueño se acerque al plato de nuevo pero... analicemos lo que sucederá en la mente de nuestro amigo.

 

(Asociación del perro) El perro asocia rápidamente que el dueño enfadado, es igual a dolor. La asociación al dolor no se establece con un aprendizaje de calma sino más bien de temor, represión y frustración. Ahora el perro TEME las consecuencias dolorosas que el dueño puede aplicar sobre él. Este estado de temor por dolor creará un sentimiento de desconfianza hacia el hombre puesto que  siempre llevará implícito ese dolor asociado. En un perro temeroso es muy probable que surjan estados emocionales elevados y éstos traen consigo respuestas instintivas asociadas. Las respuestas instintivas bien pueden ser de ataque defensivo, miedo, pánico... todas ellas nocivas tanto para el humano como para el perro. Por ello es lamentable saber que muchos dueños se ceban en golpear a sus perros porque éstos nunca dejan de mostrarle los dientes. No pueden dejar de hacerlo, hay un ENERGÚMENO enfadado, frustrado y descontrolado frente a ellos que AMENAZA de forma REAL a su integridad física. Es el resultante de un comportamiento instintivo de lo más comprensible.

 

 

Dicho de otra forma:

 

Si pegamos a un perro por marcarnos en la mano al acercarnos al bol de comida:

 

  • No le enseñamos a calmarse, le creamos un mayor estado de nerviosismo.
  • Un perro nervioso es un perro que no piensa con racionalidad, piensa de manera emocional.
  • Si piensa de manera emocional aumentarán las probabilidades de que actúe de forma instintiva, seguramente por miedo ante la incertidumbre hacia lo que el humano le va a hacer. Instintivo=Involuntario=Incastigable.
  • Si busca una respuesta instintiva y le presionamos es muy probable que nos muerda como autodefensa o que adquiera estados de miedo o bloqueo nocivos y DE POR VIDA.

 

Hemos de tener en cuenta que, si le creamos represión a la mano del hombre, el día que nuestro perro tenga un encuentro con otra persona que lo reprima, directa o indirectamente, y al que éste considere más débil que su dueño... puede que tenga un desenlace catastrófico, de portada de un periódico local ¿exagerado? Muchas veces vemos lo mismo en prensa y siempre pensamos que nuestro perro NUNCA LO HARÍA, ellos también lo pensaban. Los perros reprimidos muchas veces son impredecibles, por muy buen comportamiento que veamos en éstos, nunca sabremos realmente lo que desean hacer en realidad, creándose un clima de desconfianza bastante tóxico. He visto casos de perros tímidos o reprimidos que terminan sorprendiendo a los dueños con agresiones a otros perros o a ellos mismos. En albergues y protectoras conocen de sobra estos casos en concreto. Son frecuentes casos de perros de estas características que durante noche agreden a sus compañeros de jaula. Los voluntarios siempre se sorprenden de estos acontecimientos puesto que no dan señales de agresividad cuando están ellos delante. Son las consecuencias de la represión en perros, lo impredecible de sus reacciones.

 

Lo peor de todos estos casos es que la víctima siempre es el perro. Víctima de tener un dueño que no se ha preocupado lo suficiente en educarlo correctamente, víctima de la humanización tirana que han aplicado para enseñarle y víctima de la eutanasia que sin lugar a dudas muchas personas le aplicarán por ser... un perro malo.

 

Pegar es una opción que por desgracia podemos tomar, pero nos va a traer muchísimas complicaciones, unas activas y otras pasivas.

 

Las activas serían:

 

  • Respuestas de agresividad defensiva, unas infundidas por miedo, otras por un estado emocional elevado y las desencadenadas en respuesta del pánico.
  • Represión ante el sometimiento por la fuerza, lo cual pueden aplicar ellos mismos a miembros de la familia más débiles que él.
  • La intimidación con muestras de agresividad dirigida hacia los humanos que quieran interactuar con ellos.

 

Las complicaciones pasivas serían:

 

  • Desconfianza DE POR VIDA al humano y su incoherente forma de actuar cuando intentan infundir respeto con represión.
  • Miedos que pueden generalizarse a todos los humanos (mujeres, hombres, niños y niñas).
  • Bloqueo ante la sobreestimulación que representa el carecer de habilidades para enfrentarse a la incompresible forma de actuar del humano.

 

Hemos de tener muchísimo cuidado con este tema. Por la red hay cientos de consejeros aficionados que abogan por técnicas que resultan de lo más nocivo para nuestros perros. Muchas son las recomendaciones que propietarios de perros sin ningún tipo de conocimiento de conducta canina nos pueden dar en el parque. Muchos son los errores que podemos cometer por tener dudas y actuar a ciegas o con malísima información. Al final, el responsable de nuestra mala forma de actuación siempre va a ser el mismo, nuestro amigo incomprendido.

 

Me gustaría destacar el hecho de que cuando se golpea a un perro NUNCA se sabe la reacción que va a tener éste. Podemos crear miedo, agresividad... lo cierto y seguro es que SIEMPRE vamos a conseguir un aumento de la desconfianza entre ambas especies. Hay muchísimos casos de perros que, en algún momento de su vida, su dueño/a perdió los nervios y les golpearon. Estos perros perderán con ese golpe muchísima de la confianza con sus dueños. Hay que tener claro que un castigo de esa magnitud pesa más que 100 refuerzos positivos (mimos, caricias, chucherías, ...). Es por ese motivo por el cual son realmente complicadas las terapias de miedo inducido por agresividad humana. Sé que hay muchísimas personas que adoran a sus perros y aún así, alguna vez han caído en este gravísimo error. Ese golpe marcará un antes y un después difícil de superar, unas veces veremos las consecuencias a simple vista y otras veces pasarán desapercibidas pero SIEMPRE estarán ahí y la mayoría de veces DE POR VIDA.

 

Antes de desesperarnos y hacer las cosas según nos dicte nuestro estado emocional, deberíamos buscar ayuda profesional o informarnos debidamente sobre el tema con fuentes CONTRASTADAS. No deberíamos fiarnos de lo primero que nos dicen y aplicarlo en nuestro perro, las consecuencias pueden ser lamentables y, una vez más, siempre con la misma víctima, el perro.

 

 

 

Pascual Verdú (Adiestrador inscrito en el Registro Oficial de Adiestradores Caninos Capacitados de la Comunidad Valenciana CV-ACC70)

Tera-Can (Pascual Educación Canina en Alicante). Conoce más sobre el maravilloso mundo canino. Resuelve problemas de conducta y malos hábitos de tu perro simplemente usando sana y natural comunicación canina. Educación Canina y Adiestramiento Canino Alicante.  

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