Dios Perro

Tener un perro no es una decisión fácil. Tener un perro es una forma de vida. Cuando surgen problemas y, siendo responsables, queremos buscar una solución, ésta no llega en forma de condicionamientos, de trucos o de adiestramiento. No es una justa manera de conseguir soluciones duraderas, vínculos mejorados, experiencias en común… Muchas veces el problema y la solución reside en el “chip”, en la forma de vida, en el prisma por el cual miramos a ese animal. Un perro no es algo que da compañía, no es un animal de trabajo, no es un campeón en el Agility, no es el más guapo de una exposición, no es algo de lo que lucrarse con sus crías, no es un complemento de paseo ni es algo por lo que presumir de su belleza exterior. Lo que es un perro muchos lo saben pero muchísimos lo ignoran. No me considero un hombre al que le gusta adulterar cosas, nadie verá publicaciones en la que ponga preciosas caras de perros con preciosos mensajes humanizados que inspiran ternura, gracia, empatía o compañerismo. Digo esto puesto que en este artículo voy a decir muchas cosas de los perros basadas en mi experiencia como educador canino y miembro de una perfecta manada de siete magníficos seres peludos y dos patizambos humanos chapurreadores del lenguaje de los perros.

 

                Como muchos sabrán al leer otros de mis artículos, veo a los perros desde una perspectiva natural, los veo como perros, los veos perfectos como son.

 

Hace muchísimos siglos algún antecesor del ser humano moderno tomó la determinación de compartir su camino con otra especie muy parecida a él. Desde ese momento hasta la actualidad ese compañero de viaje ha permanecido en nuestras páginas de la historia evolutiva y de la historia de las civilizaciones. Desde la talla de sílex hasta la fusión de partículas, en ambos casos había un perro en no menos de 500 metros a la redonda, en ambos casos esperaba un perro en un hogar de alguno de los humanos y en ambos casos significaba lo mismo un lametón de ese compañero. El perro de Josefina, el cual mordió a su marido Napoleón Bonaparte el día de su noche de bodas por pensar que Josefina estaba siendo agredida. La perra de Adolf Hitler que acompañaba a éste en sus paseos por las afueras de su bunker de Berlín, siendo partícipe de la tristeza que la derrota provocaba en tan peculiar dueño, por vil que fuera, fué su compañero hasta el mismo día que se suicidó. Los perros de Diógenes, Aristóteles o Hipócrates, dignos compañeros de reflexión en la cuna de la filosofía de la humanidad. El perro de nombre Peritas, asombrado por ver las maravillas en un viaje que recorrió junto a su compañero, Alejandro el Magno. Los muchos perros de los españoles embarcados dirección a lo que creían era la India. Espero evidenciar mi creencia de que la historia se escribe desde la mente del hombre, sí, pero bajo el escritorio descansa su alma. Compañero de reflexión, de problemas, de alegrías... compañero de vida.

 

Resultan incalculables los beneficios que aporta tener a un perro de compañero de vida, lo que se siente al ver cachorros corriendo por el campo mientras persiguen algún bicho, lo que se siente cuando acariciamos a nuestros perros y cerramos los ojos. La regulación de nuestra tensión arterial, la sensación de bienestar, la segregación de endorfinas… los perros nos dan beneficios desde el primer día que empezamos a recorrer juntos los mismos caminos. A parte de beneficios de cohesión familiar, los perros nos han prestado su ayuda desde el primer día hasta la actualidad en labores de caza, pastoreo, protección… Los hemos considerado unos miembros más en el grupo, unos familiar, unas bocas más a las que alimentar y unos miembros más a los que honrar sus muertes agradeciéndoles su ayuda en nuestra supervivencia.

 

Pero algo ha cambiado desde que aquellos perros eran compañeros de la caza y la recolección. Ellos no han cambiado en todos estos siglos pero nosotros sí. Nos hemos desviado del sendero que nos unía, nos hemos olvidado del animal que somos por haber escuchado más a lo que dicen que debemos ser y menos a nuestro corazón. El progreso de la humanidad es imparable, ese cazador ya no necesita tanto cazar, ya no existe el sobrevivir, no necesitamos que alguien esté alerta mientras nosotros dormimos junto al fuego, ya no existe esa necesidad de cooperación, va pareciendo prescindible esa cohesión tan fuerte y pura, ese motivo por el cual existe el perro, la más bella unión entre especies decae.

 

Paseo por las calles de Alicante, San Vicente del Raspég, Madrid… y veo lo mismo, el mismo problema. La gente quiere que su perro se adapte a su vida y eso no va a ser posible. No va a entender por qué hablamos por el móvil dejando de fijarnos en sus problemas, no va a entender el concepto de “moda canina” ni el porqué de su collar a juego con su correa, no va a entender que miremos la tele durante horas ni nuestras largas jornadas de trabajo. Ni lo entiende ni lo entenderá nunca. La percepción de la vida que tiene el perro moderno es igual a la que era hace, más que siglos, milenios. Sigue conquistando parques, sigue viendo enemigos de nuestra seguridad por la zona del paseo, sigue rivalizando con otros animales, sigue queriendo cazar aunque su presa sea una pelota de tenis o el gato que se esconde bajo un contenedor, el sigue siendo perro, continúa sobreviviendo. Nosotros no paseamos igual, nosotros no tememos que un Diente de Sable nos quiera quitar el bocadillo de la merienda ni creemos que un oso de las cavernas vaya a matarnos por invadir su territorio. Hasta ahí todo correcto y normal, pero tu compañero, tu perro, sí que lo siente. Veo a un Yorkshire en brazos de su dueño defendiéndose a muerte de la mano de aquel que quiere matarle y a su compañero humano riendo para suavizar la situación frente al asustado transeúnte que pretendía acariciarlo. Veo a un Pequinés rivalizando por el territorio, angustiado, pretendiendo mostrar más agresividad de la que  su mente y corazón son capaces de soportar mientras que su compañero de vida le arrastra sin siquiera mirarle por estar demasiado pendiente de su conversación telefónica. Pocos se involucran y no entiendo el por qué. Nuestros compañeros sufren, nos hablan, nos muestran sus frustraciones y nosotros no les atendemos como debiéramos. Únicamente necesitan que les guiemos por esta incomprensible era de tecnología, necesitan padres más que amigos, enseñanzas más que mimos, tranquilidad más que emoción descontrolada, necesitan que seamos dignos compañeros de viaje. Hemos sacado a un animal de su naturaleza para esto… Hemos convertido a un Dios en un esclavo de nuestras necesidades y lo peor es que sigue complaciéndonos.

 

Recuerdo un reportaje sobre Marcos Rodríguez Pantoja, la persona que siendo niño vivió 12 años entre lobos en Sierra Morena, en el que hablaba sobre los perros. Decía que no los entiende bien, que están locos y que tan sólo unos pocos eran normales. Eso lo expresa un hombre que se ha criado y comunicado con lobos. Y lo cierto es que desde su prisma ha de ser entristecedor ver en que se ha convertido ese Dios al que sacamos de la naturaleza.

 

Adquirir un perro es algo que necesita de una inmensa implicación. Hemos de informarnos de cómo hablarles, de cómo saber ver su lenguaje y cómo ayudarles si sienten angustia. No hay nada más grande que saber entenderles puesto que pasamos de ser observadores a ser parte de sus vidas. Con una pequeña involucración podemos convertirnos en sus maestros, en personas dignas de compartir tan difícil camino. Nos complicamos intentando dar respuestas complejas a los problemas que surgen con nuestros perros cuando la respuesta siempre es más sencilla. Si nuestro perro intenta agredir a otro cuando paseamos con él de la correa no es que sea un antisocial, el perro es un animal muy social, simplemente necesita a alguien que le diga que eso no es una amenaza, que pare sus ladridos y le de calma, que le enseñe a ver que no va a sufrir ningún daño para posteriormente ir acercándolo a ese perro y pueda darse cuenta de lo innecesario de su anterior posición defensiva. Nos necesita, necesita un punto racional en este complicado mundo del hombre. Si no le ayudamos a comprender optara por dejarse guiar por sus emociones, a menores habilidades aprendidas mayores respuestas emocionales. Ese es el motivo por el cual hay tantos perros nerviosos, tantos saludos con pérdidas de orina, tantas bolsas de la compra destrozadas por arañazos, tantos ladridos descontrolados o tirones de correa. Nuestro perro sufre y en lugar de ser escuchado es ignorado.

 

A toda persona que tenga un Dios por mascota le pido que deje de verlo así, le pido que tenga a ese Dios más que como mascota como compañero, le pido que agradezca cada segundo que pasa a nuestro lado siendo partícipe de sus problemas como él lo es de los nuestros, no más, solamente igual. Se lo debemos. Como decía al inicio del artículo, el perro no es algo que da compañía, no es un animal de trabajo, no es un campeón en el Agility, no es el más guapo de una exposición, no es algo de lo que lucrarse con sus crías, no es un complemento de paseo ni es algo por lo que presumir de su belleza exterior, eso no son más que mínimas cosas que puede hacer pero en ningún caso define al perro ni puede ser el buque insignia de nuestra relación. El perro es nuestra familia y compañero de viaje en esta vida y es por ello que hemos de ser dignos de estar a su lado. A la familia ni se le ignora ni se bromea sobre sus problemas.

 

Muchas gracias a todas las personas que se han interesado en leer este artículo, pude que no sea un artículo de felicidad, para el que suscribe no lo es en absoluto, pero espero de todo corazón que pueda haber llegado el mensaje a todos los amantes de los animales, si estáis leyendo esto es una evidencia el que lo sois. Podemos ser mejores compañeros.

 

 

 

 

 

 

 

Pascual Verdú (Adiestrador inscrito en el Registro Oficial de Adiestradores Caninos Capacitados de la Comunidad Valenciana CV-ACC70)

Tera-Can (Pascual Educación Canina en Alicante). Conoce más sobre el maravilloso mundo canino. Resuelve problemas de conducta y malos hábitos de tu perro simplemente usando sana y natural comunicación canina. Educación Canina y Adiestramiento Canino Alicante.  

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