Juguete Roto

Largo día de trabajo. Mis piernas aún están fuertes pero mi mente está cansada. Los segundos han pasado como minutos, los minutos como horas. No veo el momento de llegar a casa para tomarme un merecido descanso sin que nada pueda perturbarlo. Largo día de trabajo.

 

Antes de abrir la puerta a ese Edén que es mi casa en mi boca puede vislumbrarse una pequeña mueca antecesora de la sonrisa de verdadera felicidad. Todo marcha bien. ¿Todo? me temo que no puedo ser tan afortunado. Tras la puerta puedo escuchar a Nube ladrando desesperada por encontrarme. Mi Edén se derrumba. Lo que era en mi mente un hogar de descanso, tregua y respiro se ha esfumado transformándose al instante en unas cuantas horas extras de oficina de regalo. Abro la puerta y ¿cómo no? Se abalanza histérica a mis piernas. Intento quitármela de encima para no estropearme el pantalón del trabajo. –Lucía, ¿has sacado a Nube?, ¿Lucía?, ¿Lucía?- La ausencia de respuesta de mi hija desgraciadamente trae implícito el hecho de que no estaba, no la había sacado y ¿Cómo no? Me tocaba a mí hacerlo. Premio para el caballero.

 

Vuelvo a vivir un día más de los cientos de idénticos días que últimamente me ha tocado vivir. Parece que el tiempo se ha detenido en un único, eterno y desidioso día de la marmota personalizado. Como no podía ser de otra manera, Nube intenta por todos los medios posibles hacer que mi corazón se infarte corriendo poseída por todo el pasillo. Cada vez que intento colocarle el arnés da una vuelta sobre sí misma haciendo que me resulte imposible. A la vez me confirma que, evidentemente, el día cada vez es peor. -¿Pero te quieres estar quieta loca posesa? Encima que tengo que sacarte después del vomitivo día que he pasado, me lo pones difícil.-

 

Conseguido el reto de bajar las escaleras llega el momento estrella. Abro la puerta, suspiro, y sucede lo que sabía con una certeza milimétrica digna de relojeros suizos que ocurriría, el espectáculo. Sale del portal ladrando a la calle como una auténtica enferma mental. Se abalanza hacia absolutamente todo lo que se encuentra para olfatearlo o, si ella lo prefiere, comérselo. De encontrarnos con otros perros mejor ni hablar puesto que Nube es una perra insociable. Nunca le ha gustado eso de que un perro le huela el culo, tiende a morderles. Así que mejor evitarlos, perro que me cruzo, perro que esquivo.

 

Y aquí estoy, sí. Un día más. Sentado en el parque canino mirando a la nada, al fondo. Los ojos, sí, los tengo abiertos ahora, no me preguntes que estoy mirando. Como mucho te puedo decir lo que estoy pensando. Maldita la hora. Maldita la hora en que se le antojó a la cría la dichosa perrita. Su madre y yo dijimos cosas como –Sí, sí, le ayudará a ser responsable. Entre todos nos haremos cargo. Creo que puede ser una gran idea. Además, la nena lo lleva pidiendo desde el año pasado.- Cinco, ¡Cinco!, cinco malditos años han pasado desde eso y... ¡Mira que guisa! ¿Quién se encarga de ella? Cómo no podía ser de otra manera, los tontos de siempre.

 

Dos meses más tarde aquí me encuentro. Una vez más es del tonto la tarea de dar la cara ante los problemas. Nube, en un transportín que sujeto con mi mano no para de ladrar y golpear las paredes intentando escapar. Histérica hasta el final. Dando el espectáculo y haciendo todo más complicado, como no podía ser de otra manera, en su línea. Se acercan hacia mí dos chicas jóvenes. Ellas asumirán el papel de juzgarme, hacer que me sienta mal y bla, bla, bla. El marrón que me han colgado es bueno. A ver que les cuento a estas “hippies” ahora. Por suerte me lo imaginaba y traigo algo preparado.

 

                -Muy buenas. Os hacéis cargo de perritos, ¿verdad?

                -¡GUAU!, ¡GUAU!, ¡GUAU, GUAU, GUAU, GUAU, GUAU!-

                -Tranquila Nube, que no pasa nada- le digo intentando calmarla.

                -Pues resulta que no podemos tener más a nuestra Nube, es una lástima. Nosotros la queremos mucho pero la situación ahora en casa es... difícil. Trabajamos muchas horas tanto mi mujer como yo. La niña siempre está ocupada, que si los debes, las actividades extraescolares, las amiguitas... Vamos, que desgraciadamente no podemos darle a Nube lo que se merece y nos da mucha pena. Es una perrita estupenda, se deja querer. Seguro que alguien puede darle lo que nosotros no podemos. Me da mucha, mucha pena pero ya lo hemos intentado todo. Se tiene que ir, con todo el dolor de mi corazón pero, no veo otra solución.-

 

Media interminable hora después llega el ansiado –Firme aquí-. Una nueva etapa comienza, no me siento del todo bien pero, se que hemos hecho lo correcto. Nosotros no podíamos darle más. Puedo escuchar sus ladridos mientras me alejo... es lo mejor, lo siento.

 

 

 

 

 

Pasan las horas. Tic, tac, tic, tac, ese sonido, aunque monótono, es lo único que me entretiene en casa. Parece que no pero al final le vas cogiendo el gustillo, tic, tac, tic, tac, ¡tiquitac! Un tic que va, un tac que viene. El tic que viene y no se detiene, ¡Tac! Dame un tic, toma un tac, tiquitiqui tac, ¡Tac! La pared no se ha movido del sitio desde hace, por lo menos, por lo menos... cuatro horas. Que no haga por moverse que le salto encima cual ninja samurái en forma de rayo de la muerte sudoku más cinco. Tú ahí quieta, ni pestañees que soy peligrosa, que te clavo el colmillaco hasta el encofrado. ¿Qué es eso?, ese olor, esos andares, un momento, ¡Es él! Sííííííí. Ya llega, ya llega. Madre mía, uhhhh, que alboroto, que alboroto, lo que le voy a lamer a éste hoy no está escrito aún, la historia recordará éste día como... el día del lametón supremo, no, el día del lametón colosal, no, el lametón épico, no, no, lo tengo, será el día del diplo-magno-saurio-lametóndrio-super-uliversal, épico, molón y guay al mogollón. Pero todo esto, al cuadrado.

 

Se abre la puerta y salto encima como sé que a él le gusta. Le doy mi dosis de diplo-amor al cuadrado. Sí, sí, tiene efecto. Funciona. Le está gustando. Salta conmigo, de un lado para el otro y además está ladrando, se nota que quiere jugar. Puedes estar tranquilo amigo, yo no seré el que pare. Si quieres juego te lo voy a dar al máximo. Mira, mira. Ahora está persiguiéndome con la correa, sin duda este es su juego favorito. Se lo pasa... uuuuuy, en grande, en grande. Hay que ver como le gusta al tío. Ladra, corre, salta... es su momento. Lo único que no me gusta es que al final, cuando me pilla, me suele hacer un poco de daño pero... ¡yo no se lo tengo en cuenta! Es normal que estando tan excitado, sin querer, no controle su fuerza.

 

La calle... madre mía, madre mía... que sin fin de cosas. Lo quiero todo y lo quiero ya. Que si comida, que si olores, que si perros... perros... uhhhh... malditos bastardos. No hay nada que más le moleste a mi compi que los perros. Desde el día que jugué a la lucha con ese perro de presa, no los puede tragar, algo le marcó. Es ver un perro y se pone como loco, lo noto. De mirarte tanto he aprendido a saber cómo te sientes y sé por lo que estás pasando, así que tío, no te preocupes, tus problemas son los míos. Lo son, de verdad. Tengo cuatro colmillos que no dejarán que te asuste nunca más nada. Cada vez que vea a un perro yo lo alejaré, confía en mí.

 

Dos meses más tarde...

¿Dónde me han metido? No recuerdo este sitio desde que era un cachorro. Lo recordaba más grande, ahora casi ni entro. ¿Dónde estamos? Huelo muchos perros. Madre mía, madre mía, pobre compi, tiene que estar asustadísimo.

 

                -¡Tranquilo!, ¡Tranquilo!, ¡Tranquilo que estoy contigo!-

                -Blasguf, snokium, nagti em epsilisr gutum, Nube.- Me dice con tono de preocupación.

Ay madre... menudo fregado... Pelea épica a muerte mano a mano, si hemos de morir... lo haremos juntos y peleando, no te quepa duda colega.

 

-Esto... ¿Hola?, ¿hola?, ¿Compi?, ¿Compi, dónde vas? Que estoy aquí... ¡Eeehhh, ¡Aquí!, ¡Sigue mi voz, aquí!

 

Estoy aquí...

 

 

 

 

 

 

 

“Él es tu amigo, tu compañero, tu defensor, tu perro. Tú eres su vida, su amor, su líder. El será tuyo, fiel y verdadero, hasta el último latido de su corazón. Nos debemos a él para ser dignos de tal devoción”

 

 

Pascual Verdú (Adiestrador inscrito en el Registro Oficial de Adiestradores Caninos Capacitados de la Comunidad Valenciana CV-ACC70) 

Tera-Can (Pascual Educación Canina en Alicante). Conoce más sobre el maravilloso mundo canino. Resuelve problemas de conducta y malos hábitos de tu perro simplemente usando sana y natural comunicación canina. Educación Canina y Adiestramiento Canino Alicante. 

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